IUS ET VERITAS 63
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La aplicación de los Convenios de Ginebra en ausencia de un conicto armado: El caso de la
dictadura militar chilena
The application of the Geneva Conventions in the absence of an armed conict: The case of the
Chilean military dictatorship
Revista IUS ET VERITAS Nº 63, diciembre 2021 / ISSN 1995-2929 (impreso) / ISSN 2411-8834 (en línea)
ajenas al resto de la población” (p. 20). En este ámbito, se hace
referencia a la creación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez
(“FPMR”), que tenía por propósito servir como una fuerza militar
que fuera aún más amplia que los comunistas, de manera de
cuidar a los cuadros legales y lograr una convocatoria mayor.
Si bien el FPMR es frecuentemente descrito como un grupo
armado, las acciones realizadas siguen sin alcanzar una gran
envergadura: apagones, secuestros, actos contra cuarteles de
Carabineros, bancos, empresas norteamericanas, acciones
contra vías férreas, construcción de barricadas, entre otros
actos de violencia. En ese sentido, es llamativo que Álvarez
Vallejos (2008) considere que el acto de “mayor envergadura”
de 1985 fue la realización de “sabotajes a torres de alta tensión”
(p. 56), que dejaron sin luz a la zona central del país. Por otra
parte, Politzer (1988) también hace referencia a operaciones
con coches bomba, robos de vehículos, tomas de medios
de prensa, quema de locales, ataques a bancos, entre otras
operaciones.
El análisis de este periodo se dificulta cuando se
considera que mucha de la información sobre supuestos
“enfrentamientos” entre la dictadura y los grupos de resistencia,
en realidad correspondía a hechos falsos o montajes difundidos
por el propio régimen militar para ocultar los asesinatos
extrajudiciales de opositores. Entre varios otros ejemplos,
puede hacerse referencia a la matanza de Corpus Christi en
la llamada Operación Albania de 1987, por medio de la cual
la dictadura asesinó a 12 miembros del FPMR (Correa et al.,
2001; Skoknic, s. f). La operación fue falsamente informada
por la prensa como un “enfrentamiento a tiros con efectivos
de seguridad” (La Tercera, 1987), “un enfrentamiento […] el
sujeto, en un momento determinado […] se dio media vuelta
y comenzó a disparar contra la patrulla policial” (La Cuarta,
1987) y “enfrentamiento a bala con las fuerzas de seguridad”
(El Mercurio, 1987).
Los hechos de violencia más graves, y que resultan mejores
candidatos para la identicación de los elementos propios de
un conicto armado no internacional, tuvieron lugar en 1986.
En primer lugar, el FPMR intentó internar un masivo arsenal
en Carrizal Bajo, al norte de Chile. Así, como relatan Cavallo,
Salazar & Sepúlveda (1997), el FPMR se organizó para recibir
más de 50 toneladas en materiales bélicos por el mar que
incluían fusiles M-16, lanzacohetes RPG-7 y LOW, granadas
de mano, ametralladoras pesadas, toneladas de explosivos de
variados poderes, bombas, detonantes, además de millones
de cartuchos de diversos calibres. Sin embargo, casi todo el
arsenal fue detectado prontamente por la Central Nacional de
Inteligencia (“CNI”). De las armas restantes, algunas fueron
destinadas al intento fallido de magnicidio contra Augusto
Pinochet que tendría lugar unas semanas después en la
zona del Cajón del Maipo, y que resultó en la muerte de cinco
escoltas, mientras que otros doce quedaron con heridas graves.
Ella fue calicada por Álvarez Vallejos (2006) como “la acción
militar de mayor envergadura en la historia de
los movimientos armados en Chile” (p. 70).
La gran mayoría de los hechos descritos,
si bien violentos, parecen ser aún insucientes
para cumplir con el umbral del artículo 3
común. Es cierto que la creación del Frente
Patriótico Manuel Rodríguez supuso la
incorporación de un grupo con mayores
niveles de organización. De hecho, el
juramento de sus integrantes incluía un
compromiso a la disciplina, hacía referencia
al grado militar, y establecía una obediencia
jerárquica frente a la dirección nacional
(Álvarez Vallejos, 2008). Sin embargo, el
elemento de la intensidad sigue sin vericarse
con claridad. No hay duda que el acceso a
armas importadas desde Carrizal y el intento
de magnicidio de Pinochet son hechos de
mayor envergadura, pero no es claro que sean
sucientes para poder calicar el contexto
como uno de un conicto armado.
En suma, los antecedentes fácticos no
parecen ser especialmente propicios para
la alegación de que, durante la dictadura
militar chilena, se desarrolló un conflicto
armado no internacional. Salvo algunos
periodos específicos que podrán requerir
un análisis mayor (sobre todo el periodo de
1986), la inmensa mayoría de los hechos
de violencia que han sido recopilados por
quienes se dedican a la historia parecen ser
insucientes para cumplir con los requisitos
que hacen aplicable el artículo 3 común de los
Convenios de Ginebra. Ahora bien, el análisis
aquí realizado corresponde a un estudio
general de los antecedentes históricos,
pero no pretende reemplazar un escrutinio
más exhaustivo sobre los movimientos
de resistencia en Chile, que corresponde
realizar a quienes se especializan en la
historia de Chile. Por ello, la conclusión aquí
alcanzada es necesariamente preliminar, y
está sujeta a una revisión y complementación
considerando otros antecedentes relevantes
sobre el periodo dictatorial. Sin embargo, el
estudio hasta aquí realizado es suciente para
cuestionar -al menos en principio- el relato
sobre la “guerra civil”, que fue muchas veces
sostenido por la propia dictadura, o al menos
poner en duda su extensión temporal.
Este análisis también sirve como
antecedente y contraste al estudio de la