IUS ET VERITAS 63
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El uso de armas nucleares bajo examen: ¿Es legal su uso en situaciones de conicto armado?
The use of nuclear weapons under review: Is their use legal in situations of armed conict?
Revista IUS ET VERITAS Nº 63, diciembre 2021 / ISSN 1995-2929 (impreso) / ISSN 2411-8834 (en línea)
Todo este basto marco jurídico y su evolución hasta llegar a
un marco protector más especíco procura establecer mínimos
para las partes enfrentadas atendiendo a otro principio que es
el de limitación en la elección de medios y métodos (véase infra
punto 4). Solo a través de la adecuada implementación de estas
normas se podrá garantizar la debida protección a la población
civil y sus bienes, así como a elementos indispensables para
su supervivencia, al patrimonio cultural y lugares de culto, a
obras e instalaciones que contienen fuerzas peligrosas y, desde
luego, al medio ambiente. De ahí la importancia de que el uso
de un arma pueda llevarse acorde a los principios elementales
del DIH: distinción, proporcionalidad y necesidad militar que
identiquen las partes.
3. El potencial de destrucción de las
armas nucleares
Tras haberse revisado el marco general que limita el uso de
medios en conflictos armados, corresponde entender los
alcances de las armas nucleares. Como punto de par tida, en un
nivel técnico el uso de un arma nuclear implica la liberación de
toda la energía contenida en el núcleo de un átomo. De acuerdo
con el Centro para el control de armas y la no proliferación, un
arma nuclear es “un dispositivo que libera rápidamente energía
nuclear, ya sea a través de la sión o una combinación de sión
y fusión” (2012).
Entonces, cuando uno de estos dispositivos explosiona
se produce la liberación de energía nuclear, que es la energía
contenida en el núcleo de un átomo. Las armas nucleares
cuya fuerza explosiva resulta de reacciones de fisión se
denominan comúnmente bombas atómicas, que son las
bombas utilizadas en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki,
mientras que las que obtienen gran par te o la mayor par te de su
energía en reacciones de fusión nuclear se denominan armas
termonucleares o bombas de hidrógeno (Geneva Academy,
2014).
De un lado, se puede tener una aproximación al uso pacíco
de armas nucleares, que es la vía autorizada en los distintos
textos de los tratados sobre armas nucleares, y de otro, los
nes más cuestionados que son los militares. En relación al
primer punto, el uso de energía nuclear de manera adecuada
contribuye en los procesos industriales, en la medicina, la
agricultura, en la conservación de alimentos, en la minería,
entre otros campos (Planas, 2010).
De otro lado, desde una perspectiva militar la posesión de
armas nucleares es considerada como parte de la estrategia
de seguridad de Estados quienes consideran que sus solas
reservas o conservación constituyen un pilar de protección
y estabilidad. Desde las ciencias políticas se señala que
la capacidad que tengan los Estados para la adquisición,
transferencia o desarrollo de armas nucleares permite sostener
un statu quo a nivel internacional. De ahí que
los sistemas de armas nucleares se prueben
periódicamente y con frecuencia se realicen
ejercicios nucleares para poner en práctica
planes de ataque ofensivo contra posibles
adversarios (Kristensen, 2015).
En ese orden de ideas, como señala
Ginsberg (1979), un Estado mantiene una
supremacía nuclear no solo cuando posee
armamento, sino cuando tiene la voluntad
para usar esa capacidad nuclear. De este
modo, el hecho de que múltiples Estados se
constituyan hoy como potencias nucleares
por su alta su posesión armamento nuclear
y los ensayos que realizan, perpetuaría, en el
terreno geopolítico, las relaciones de poder
militar que tienen respecto de otros Estados.
Sin embargo, estas consideraciones
de índole geopolítico deben tener presente
principalmente las consecuencias jurídicas
que devienen de los efectos del uso de armas
nucleares. Así, es impor tante tener en cuenta
que una explosión nuclear es mucho más
potente que los explosivos convencionales
dado que emite cuatro tipos de energía:
onda expansiva, luz intensa, calor y radiación
(Centro para el control de armas y la no
proliferación, 2012), por lo que, a diferencia de
las primeras, su impacto es letal. Esto quiere
decir que, es imposible asegurar que su uso
atienda a satisfacer la necesidad militar de las
partes en conicto, sino que excede dichos
propósitos. Quiere decir que los efectos de
un ataque nuclear difícilmente se dirigirán
exclusivamente contra objetivos militares.
Por el contrario, la afectación impactará
también población civil, sus bienes y el medio
ambiente en que viven.
Esto ha quedado demostrado en dos
situaciones históricamente conocidas: los
eventos ocurridos en Hiroshima y Nagasaki en
1945, que pusieron en evidencia los efectos
inmediatos y a largo plazo que tiene un
arma nuclear. A modo de recuento histórico,
Estados Unidos y Japón se enfrentaron
durante cuatro años, desde 1941 hasta 1945,
en la denominada “Guerra del Pacíco”, un
conicto armado internacional en el marco
de la segunda guerra mundial. El 26 de julio
de 1945, Harry Truman, ex presidente de
Estados Unidos, exigió la rendición de Japón,