Gramáticas espectrales. Entre Wittgenstein, Deleuze y Derrida
Resumen
Tanto Derrida como Deleuze concuerdan en que con el advenimiento de la imagen en movimiento y el arte del cine, necesitamos articular una nueva ontología o –en palabras de Wittgenstein–, una nueva gramática. Derrida sugiere por lo menos esto, cuando reflexiona sobre lo que llama el retorno de los fantasmas, que él atribuye al advenimiento del cine y de los medios de la comunicación. Deleuze hace lo mismo en sus estudios de cine, y en particular en lo que llama la imagen-tiempo. Ambos tallan un espacio gramatical donde se abre un lugar para poder hablar de una experiencia que funde, paradójica, y problemáticamente lo real y lo virtual. Wittgenstein está rastreando esta gramática en sus discusiones sobre la experiencia interna y en sus observaciones sobre el fenómeno de ver aspectos. Articular una nueva gramática requiere también de una nueva forma de ver y esta nueva visión es el propósito de
sus métodos; métodos “clarividentes” podríamos llamarlos, siguiendo a Deleuze
cuando describe lo que la imagen-tiempo propicia en el espectador, en la medida en que nos permite ver más allá de las cosas a sus aspectos, más allá de las substancias a los procesos. En otras palabras nos entrenan a pensar en la imagen en movimiento. La filosofía es por lo tanto siempre una labor de duelo y un comercio con fantasmas. Lo que esto significa es que Wittgenstein es –como Derrida y Deleuze lo son también– un filósofo del devenir
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