Los edificios y la configuración del espacio público en las calles de Lima
Resumen
En términos físicos, se suele caracterizar a la ciudad como una agrupación o aglomeración de edificios que alberga una cierta densidad poblacional y en la que se desarrollan funciones diversas y relacionadas (Krier, 2013). Si bien ciertas cualidades físicas de los edificios que conforman la zona urbana suelen ser indicadores de determinado valor en la ciudad, es principalmente la calidad del espacio público la que evidencia con mayor precisión sus virtudes o defectos.
El espacio público es el ámbito en el que se ejerce la ciudadanía y resulta necesaria la convivencia con las demás personas que, aun sabiendo que no necesariamente comparten una misma condición o ideología, merecen un mismo respeto y consideración. Por ello, el espacio vital de una ciudad es aquel en el que uno aprende a convivir y a comportarse; en otras palabras, a civilizarse (Vega Centeno, 2006).
En la práctica, las dimensiones y las propias características del espacio público terminan siendo en gran parte fruto del remanente que queda después de que se conciben los edificios que lo delimitan, consecuencia a su vez de reglamentaciones que exigen alturas máximas y retiros mínimos. Las actividades que se desarrollan en él y la incorporación de la infraestructura vial, del mobiliario urbano y de las áreas verdes terminan de darle el carácter. El espacio público, en ese sentido, resulta siendo consecuencia tanto de normativas vigentes como de decisiones de diseño.
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