Dinero, poder y política: financiamiento electoral como clave en la influencia de Odebrecht en Perú y México
Resumen
En la actualidad, Odebrecht es el caso más emblemático de corrupción en América Latina, involucrando a decenas de políticos, empresarios y obras públicas de países como Perú y México. Sin embargo, el problema no solo se trata de corrupción, sino que detrás hay un sistema poco conocido, donde la preocupación tiene que ver con las “reglas de juego” y sus “jugadores”. Por ello, este artículo pretende explicar por qué Odebrecht pudo influir en las decisiones de los Estados peruano y mexicano para adjudicarse contrataciones públicas. En esa línea, se sostiene que fueron por tres razones. En primer lugar, su entrega oportuna era atractiva para los políticos, porque tenían eficacia para terminar las obras antes de que acaben su mandato; y por ende, puedan inaugurarlas con un incentivo adicional (“lado bueno de la empresa”). En segundo lugar, otro factor fue su influencia en el Estado, porque crearon una red de corrupción con las esferas más altas de Gobierno a través del financiamiento electoral, sobornos, lobbies y constructoras locales para ganar licitaciones (“lado oscuro de la empresa”). El financiamiento electoral resulta clave, porque creaba las bases para luego armar una red peligrosa a fin de buscar más poder en la política a través del dinero. En tercer lugar, un último factor fue la debilidad institucional, porque la firma brasileña aprovechó un contexto de leyes “sastres”, que no solo evitaban fiscalizaciones y rendición de cuentas, sino que facilitaba la corrupción como si fuesen hechas a las medidas del “cliente”. Finalmente, se explican estos tres factores a partir de dos megaproyectos en Perú y México: Metro de Lima Línea 1 y Refinería Miguel Hidalgo Tula I.