La guerra contra las drogas. Un ejemplo de injusticia global
DOI:
https://doi.org/10.18800/agenda.202502.003Palabras clave:
Cosmopolitanismo, Justicia global distributive, Política global de drogas, Responsabilidad estatalResumen
Este artículo sostiene que la guerra contra las drogas (WOD, por sus siglas en inglés) es globalmente injusta, ya que los Estados violan su deber negativo de no causar daño al imponer un orden institucional coercitivo en el que el objeto de los derechos humanos no está garantizado para todos los miembros de la sociedad.
Utilizando el Plan Colombia como estudio de caso y la teoría de justicia global de Thomas Pogge, el artículo examina cómo las estrategias antidrogas militarizadas, promovidas por Estados Unidos y adoptadas por Colombia, han conducido a violaciones de derechos humanos sin lograr el objetivo de acabar con el narcotráfico.
El análisis muestra que la WOD criminaliza a comunidades vulnerables afectadas por la pobreza, el abandono estatal y el conflicto armado. Además, estas políticas no abordan las causas estructurales de la producción y el tráfico de drogas, refuerzan desigualdades globales arraigadas en disparidades coloniales y explotación, y no enfrentan el impacto de la demanda proveniente del norte global. En conjunto, esto ha llevado a la privación del objeto de los derechos humanos de los colombianos.
El artículo propone enfoques alternativos basados en la reducción de daños, el respeto por los derechos humanos, un compromiso global con la justicia distributiva y la lucha contra las desigualdades en el orden económico mundial. Algunas medidas incluyen la participación equitativa de los Estados en la legislación antidrogas global, la legalización de dosis personales, la proscripción de estrategias militares, la inversión en programas de salud enfocados en la prevención y el consumo, la prohibición de la erradicación forzada de cultivos ilegales, y la promoción de programas de ayuda a agricultores que reduzcan la dependencia de economías ilegales.
Finalmente, la WOD no puede ganarse únicamente mediante medios militares; solo un cambio hacia la justicia global y la reducción de daños ofrece un camino viable hacia adelante.
