“En el principio era el logos” –¿o más bien el mythos? En torno al principio de la re-presentación en el judaísmo y el cristianismo
Resumen
Mito y logos se unen en la descripción del mito que admite una representación (Vergegenwärtigung) y es comprensible para el entendimiento: “muqologei=n”. De este modo, aquel logos que era “en el principio” es él mismo un mito, si no se hiciera presente (vergegenwärtigt) a sí mismo como logos. El principio de la religión, el Eterno mismo, deja narrar en el judaísmo un mito que culmina en un logos y puede ser interpretado como tal. En el cristianismo, la auto-re-presentación del principio de la religión como autorreflexión, esto es, la encarnación, pone al logos antes que al mito: “El que me ve a mí, ve al Padre” (Jn. 14, 9). Esto es lo que distingue al cristianismo de aquello que ha de permanecer ajeno al judaísmo, pues: “No puedes ver mi rostro y seguir viviendo” (Ex. 33, 11ss).
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“‘In the beginning was the logos’ –or was it rather the mythos? On the Re-presentation Principle in Judaism and Christianity”. Myth and logos are united in the description of myth which allows for a re-presentation (Vergegenwärtigung) and is comprehensible for the understanding: “muqologei=n”. Thus, that logos which was “in the beginning” would be itself a myth, if it does not present (vergegenwärtigt) itself as logos. The principle of religion, the Eternal itself, allows in Judaism the narration of a myth that ends in a logos and can be interpreted as such. In Christianity, the self-representation of the principle of religion as self-reflection, that is, incarnation, puts the logos before the myth: “He who has seen me has seen the Father” (Jn., 14,9). This is what distinguishes Christianity from that which will remain foreign to Judaism, since: “you cannot see my face; for no one shall see me and continue to live” (Ex. 33, 11ff).
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