La pregunta por la pregunta
Resumen
Con Heidegger se inicia en la historia de la filosofía el estudio pormenorizado de lo que es y lo que implica el preguntar, pues, con las excepciones de Platón y Aristóteles y posiblemente de Descartes, la pregunta como tal fue desatendida, a pesar de que es en la filosofía que el preguntar logra su máxima plenitud. Las reflexiones del presente artículo estudian las vinculaciones entre el Érōs y la pregunta (erṓtēsis), vinculación esencial que, si bien no es etimológica sino fonética, permite encontrar una común estructura anfibológica que une esas dos dimensiones y posibilita establecer un vínculo esencial entre el Érōs como fuerza y la pregunta como el lugar en que esa fuerza se expresa, lo que no es otra cosa que la filosofía en tanto amor o aspiración al saber. En la unidad pregunta-respuesta está ese saber como unidad de lo buscado y lo encontrado.
La pregunta, suerte de símbolo que une, supone un distanciamiento que elimina la inmediatez de lo dado y establece una distancia en la que se sitúa lo interrogado y su aspiración a la unidad del saber. La pregunta es la piedad del pensamiento, como dice Heidegger, y las preguntas filosóficas, la expresión de nuestras primeras y últimas perplejidades.