Ampliando nuestros horizontes: hacia una prehistoria interdisciplinaria de los Andes
Resumen
Este artículo propone una nueva visión de la prehistoria andina, que busca tejer un conjunto mas coherente entre las varias disciplinas que intentan entender el pasado precolombino. Se fundamenta, en primer lugar, en una reexaminación, pendiente ya desde décadas, de la clasificación tradicional de las relaciones entre los diversos "dialectos" regionales al interior de la familia lingüística quechua; y, en segundo lugar, en la búsqueda de una correlación mucho más satisfactoria con el registro arqueológico.
El nuevo enfoque que aquí proponemos se enraíza en el principio fundamental que si algunas lenguas mayores han logrado dispersarse de manera espectacular, esto no pudo haber ocurrido sin ningún motivo. Más bien, tales expansiones lingüísticas se deben a las mismas razones —es decir, los mismos cambios socioculturales— que la arqueología también busca describir por medio de sus propios datos independientes. Allí radica el auténtico vínculo entre nuestras disciplinas, de manera que podemos descartar las ecuaciones simplistas y obsoletas del estilo "lengua=cultura=genes", en favor de la correlación verdadera: las familias de lenguas reflejan procesos expansivos pasados, cuyos indicios deberían quedar claros también en el registro de la cultura material. Este principio se aprovecha para identificar y evaluar las correspondencias entre los patrones arqueológicos y lingüísticos, y así en tres niveles: la cronología, la geografía y, sobre todo, la causalidad. En otras palabras: ¿cuando, dónde y porqué se difundieron determinadas lenguas?
En los Andes esto implica que en principio debemos ver a los horizontes, y no a los periodos intermedios, como los que ofrecen las explicaciones más naturales para las dispersiones mayores del quechua y el aimara. Ya que el Imperio incaico remonta a una época demasiado tardía las explicaciones de la profundidad temporal de cada familia, es más bien el Horizonte Medio Wari el que se vuelve el candidato más verosímil para haber vehiculizado la primera gran expansión del quechua, según nuestro parecer. Asimismo, aunque de manera más tentativa, se sugiere que el Horizonte Temprano Chavín pudo haber impulsado la dispersión más temprana de la familia aimara. Esto, en efecto, trastoca la hipótesis tradicional de Torero, además de conllevar claras implicancias para el largo debate arqueológico acerca de la naturaleza, duración y extensión de los "horizontes".
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