Abraham Valdelomar y el topos de la “ciudad muerta”: diálogo e identidad
Resumen
Las dos novelas cortas de Abraham Valdelomar, La ciudad muerta y La ciudad de los tísicos, han sido relegadas por la crítica tradicional, pese a proponer una revolución ideológica y estética. Sobre la base del difundido topos literario de la “ciudad muerta”, en estos textos se simboliza el fin de la ciudad colonial. Una lectura comparativa permite distinguir dos formas de procesar la muerte del pasado reciente nacional: una cristiana, siniestra y que intimida desde sus ruinas (en La ciudad muerta); y una andina, benévola y representada desde el apacible remanso que habitan los tuberculosos, como una suerte de purgatorio (en La ciudad de los tísicos). Dentro del ineludible debate político sobre la identidad y la literatura nacionales, todavía vigente a inicios del siglo XX, la intención última del autor sería crear el espacio del discurso híbrido en el relato modernista, donde las muertes conviven y un nuevo estilo literario emerge de la confluencia entre las tradiciones antes que de la exaltación de un tiempo en “ruinas”.